Nuestra historia

El sábado 15 de Mayo de 2021 a las 05:00 am. En El Real de la Jara (Andalucía) comenzaba nuestro tan ansiado reto; cruzar Extremadura por la Vía de la Plata hasta Baños de Montemayor en menos de 24h.

Teníamos por delante 347 kms de pistas, caminos, veredas y algún tramo de carretera, además de 3600 m de desnivel positivo con diferentes tipos de terrenos; y aunque el recorrido era el GR-100 bien marcado, no dejaba de ser una aventura en la navegación donde equivocarse era un gasto físico y de tiempo que en tantos kms podían ser decisivos.

Esa misma noche los nervios apenas nos dejaron dormir. El alojamiento era perfecto, un pueblo tranquilo a pie del track. A las 04:00 sonaron los despertadores, ya era el momento de ponerse en marcha, un poco de aseo y un desayuno breve nos iba poniendo en situación; ya vestidos y encendiendo las luces, Jose y Tere (primos de Juanma) nos abrazaban para desearnos suerte en nuestra andanza, ellos serían nuestro apoyo en todo momento durante todo el recorrido. Tras una breve despedida a las 05:02 am. pusimos en marcha nuestros gps y empezamos a pedalear. Juanma y yo apenas teníamos conversación, medio dormidos y concentrados comenzábamos a hacer kms a un paso tranquilo y muy conservador, aún nos quedaba un largo día.

Las luces de los diferentes pueblos cada vez se veían más cerca, el primero en cruzar era Monesterio (km 20), apenas las 6:00 de la mañana subíamos desierta la carretera principal que atraviesa el pueblo y llegando al final las indicaciones del camino de Santiago nos marcaban el desvío a la izquierda para seguir con el track previsto. El terreno era favorable, ya habíamos afrontado los primeros kms de subida y continuábamos sobre una pista de toboganes que sin apenas esfuerzo íbamos dejando atrás. Con el sonido de fondo de los cencerros de las vacas, y bajo la atenta mirada de algunos zorros y varias liebres que se cruzaron seguíamos haciendo kms en el sinuoso camino directos a Fuente de Cantos (km 40).

Llegando a Fuente de Cantos el sol asomaba por el horizonte percibiendo más tránsito en nuestro camino. Eran las 7 de la mañana cuando salíamos del pueblo, las luces de nuestras bicis ya no eran necesarias, había que economizar baterías. Dejábamos atrás los caminos sinuosos para ir por pistas de grava con terreno favorable, aun así el temple de Juanma me paraba los pies, sabía que podíamos ir más rápido pero el propósito era llegar al final del reto. Ese gasto de energía podría condicionar nuestro objetivo y decidimos levantar el pie.

Pasamos Calzadilla de los Barros (km 48) y Medina de las Torres (km 60) casi sin enterarnos, donde algún paso complicado nos hizo dudar sobre el track. Sabíamos que había zonas algo más lentas advertidos por amigos que nos habían puesto en conocimiento sobre ello, así que, con pies de plomo seguimos la marcha hasta Puebla de Sancho Pérez (km 65) donde estaba prevista nuestra primera parada para reponer fuerzas, pero una falta de entendimiento con nuestra furgo de apoyo nos hizo cambiar la parada hasta Los Santos de Maimona (km 73) donde por fin pudimos ver de nuevo a Jose y a Tere que nos recibieron con un café calentito.

Reanudamos la marcha dirección a Villafranca de los Barros (km 88), la temperatura era agradable y el aire nos respetaba. Comenzamos a incrementar levemente la velocidad recortando kms sin gastar en exceso en las pistas que son como autopistas rodeadas de viñedos. Una breve parada antes de llegar a Torremegía (km 115) para cambiar los bidones y saludar a nuestros compañeros y seguir rodando.

Pasando Torremegía encarábamos la entrada a Mérida (km 130) parando solo para hacernos la obligada foto; ciudad importante de paso, ya que era un punto de referencia atravesarla a buena hora, así comprobábamos que estábamos haciendo las cosas bien y a buena marcha. Donde sí paramos a comer algo más contundente fue en el embalse de Proserpina, sitio amplio, de fácil acceso y a las afueras de Mérida; para descansar unos minutos a la sombra, ya que el sol subía a la par que aumentaba la temperatura y no podíamos descuidar la hidratación.

Reanudábamos la marcha una vez satisfechos nuestros estómagos: espaguetis, gazpacho y unas chuches, todo en pequeñas cantidades; suficiente para continuar hasta los siguientes pueblos, Carrascalejo (km 145) y Aljucén (km 147). El paisaje iba cambiando poco a poco, las pistas se transformaron en caminos algo mas técnicos entre encinas, carrascas y jaras. Empezaban a aparecer algunas subidas no muy difíciles pero lo suficiente como para que subiera el pulso y salir de la zona de confort, transformándose en una agradable sensación mientras bajábamos para entrar en Alcuéscar (km 166). Allí, nuevamente Jose y Tere nos esperaban para llenar los bolsillos de comida y cambiar los bidones por otros con agua fresca frente a la atenta mirada de algunos curiosos del pueblo.

Pocos kms de pista favorable nos separaban del siguiente pueblo, Casas de Don Antonio (km 175). Una vereda entre la alta hierba nos hizo cambiar de opinión y decidimos hacer varios kms de asfalto paralelo al track hasta Aldea del Cano (km 182), siendo el punto no retorno y ecuador del recorrido. La actitud cambiaba, ahora solo había que descontar kms hasta el final.

La memoria de Jose fue un punto a favor para afrontar este reto. Él era quien nos alertaba sobre lo que nos esperaba en el camino, gracias a sus experiencias y recorridos en la Vía de la Plata en diferentes disciplinas. Tenía información muy valiosa para seguir economizando los gastos durante el largo y complejo recorrido. Era nuestro talismán.

En tan solo 10 kms alcanzaríamos Valdesalor (km 192) ya casi a los pies de Cáceres (km 205) donde Jose y Tere aprovecharon para hacer compra y comer mientras que Juanma y yo seguíamos haciendo camino hasta Casar de Cáceres (km 215) que era la siguiente parada. Cerca de las 16:00 pm y con más de 200 kms en las piernas empezábamos a estar un poco cansados, las 10 horas pedaleando eran testigos de las diferentes dolencias que empezaban a aparecer por todo el cuerpo por culpa del desgaste, que no tenía nada que ver con nuestros pensamientos que seguían haciéndose más fuertes y más optimistas sabiendo que estábamos consiguiendo lo que nos habíamos propuesto.

Saliendo de Casar de Cáceres volvíamos a tener pistas favorables en cuanto a terreno, pero la presencia de un fuerte aire nos comenzó a machacar de manera sigilosa mientras nos adentrábamos en otro tipo de terreno; veredas y cancelas nos hacían ralentizar la marcha entre fincas de ganado. Los toboganes pronto nos colocarían en Cañaveral (km 248). El paso por el embalse de Alcántara nos hizo gastar muchos cartuchos, un terreno muy técnico que concentraba un gran desnivel nos puso a prueba para afrontar los últimos y no menos duros 100 kms que aún nos quedaban hasta Baños de Montemayor.

Salimos de Cañaveral sin prisa, esperando que la comida bajara bien al estómago y esperando los efectos de la leche condesada que me hacía lo mismo que un gel de cafeína. Ya nos despedimos de las pistas y dábamos la bienvenida a las veredas con hierba alta. Mucha vegetación y sobretodo muchas cancelas de ganado que no nos dejaban coger ritmo y hacían que los kms pasaran mucho más despacio. En Rio Lobos (km 271) cerca de las 21:00 pm nos esperaban nuestros ángeles de la guarda, la noche se acercaba, la temperatura bajaba; pero el reloj no se detenía. Una puesta rápida de luces, unos manguitos y chaleco, mientras escuchábamos las indicaciones de un lugareño que nos adelantaba que los siguientes 20 kms eran de carretera hasta Carcaboso (km 291). Unas chuches y un mini bocata nos ponía nuevamente en marcha. Le insinuaba a Juanma que había que apretar pero que él tenía la voz cantante, me puse a tirar a una marcha superior a los 30 kms/h mientras por el rabillo del ojo observaba que Juanma no se despegaba de mi rueda y aguzando el oído para levantar el pie con el más mínimo silbido.

Nuevamente en Carcaboso cambiamos los bidones y nos despedíamos de Jose y Tere, nuestra próxima parada era la Ciudad Romana de Caparra (km 310). Si ya es difícil manejarse de día por veredas de alta vegetación pues imaginaros de noche, con luces y con más de 300km en nuestro cuerpo. Fue la parte más dura de todo el recorrido pero no fue la dureza del terreno sino el cúmulo de circunstancias que junto al desgaste físico empezaba a mermarnos la motivación, y empezaba a invadirnos la desesperación. Acostumbrados a avanzar a velocidades más altas y por terrenos más cómodos, ahora los kms iban muy despacio junto a las innumerables bifurcaciones que nos hacían equivocarnos y volver a parar por una razón más a parte de las cancelas. Estaba sacando lo peor de nosotros, pero gracias a las palabras de un amigo, nuestro amigo Jose Trejo, palabras que él suele repetir una y otra vez en sus innumerables aventuras, nos ayudo de mucho, porque empezábamos a estar bien jodidos, pero sabíamos que eso no iba a poder con nosotros. Dichas palabras decían: “Cuando el diablo te susurre al oído: no eres lo suficientemente fuerte como para soportar la tormenta, le dirás: ¡yo soy la tempestad!”.

Y de repente en medio de la nada, en la oscuridad de la noche, nos encontramos con el arco romano de Caparra que indicaba que ya estábamos cerca del final.

Pasaban más de las 23:45 pm. de la noche, Jose y Tere estaban preocupados por la tardanza, que fueron más de 40 min, pero no había tiempo que perder, ellos tenían que abandonarnos para ir a Baños de Montemayor a recoger la llave del apartamento donde pasaríamos la noche. Inmediatamente después mi móvil se apagó y dejó de emitir el live track a la gente que estaba siguiéndonos en directo, las alarmas se disparaban y había que tomar una decisión. Tras todo lo ocurrido y que las luces empezaban a fallar, decidimos seguir por carretera para no poner en peligro nuestra integridad física. Esto implicaba que deberíamos seguir por la N-630 hasta Baños, nos quedaban apenas 30 km de carretera.

Ya en marcha nuevamente nuestros cuerpos eran lo más parecido a unas sábanas un domingo por la mañana, pero nuestras cabezas seguían diciendo tonterías para mantenernos despiertos ya que era fácil dar una cabezada mientras seguíamos pedaleando, solo teníamos que aguantar la marcha de apenas 23-24 km/h hasta el final y no desesperar.

Unos kms antes de llegar a Aldeanueva del Camino (km 331) Jose y Tere aparecieron en nuestra búsqueda, se pusieron detrás nuestra para alumbrarnos con sus luces y darnos voces y pitos de ánimo. Nos aconsejaron parar en Aldeanueva del Camino y así fue, solo nos separaban 10 kms de Baños.

La idea original del Reto era atravesar el límite de provincia y hacernos la foto en el cartel pero las fuerzas ya no daban para mas, las rodillas estaban muy doloridas al igual que la espalda, el cuello, las muñecas, los hombros y sobre todo el culo, que el dolor era lo más parecido a mascar una guindilla con el mismo ojete, y decidimos quedarnos en Baños y no terminar los menos de 3 kms que nos quedaban para atravesar Extremadura y hacernos la foto.

Por fin llegamos a Baños de Montemayor (km 340) aunque nuestros gps marcaban 348 kms debido a las perdidas y a los desvíos intencionados del track.

Nuestras caras sonreían y los ojos brillaban, nos dábamos la mano, entonces aparcamos frente al apartamento y fue cuando paramos los gps y por fin dimos por finalizada nuestra hazaña. Juanma y yo nos abrazamos y lloramos, decíamos que lo habíamos conseguido y que habíamos cumplido nuestro reto y empezábamos a asimilar lo grande que eran nuestros cojones, mientras que Jose y Tere también nos abrazaban entre lágrimas, entonces fue cuando Jose se saco de la manga dos paquetes y nos dijo que toda prueba debía tener un trofeo finisher, con mucha delicadeza nos dio un paquete a cada uno, no sabíamos de que hablaba no teníamos ni idea ni que estaba ocurriendo.

Entre abrazos y lagrimas, y sudor y dolores, y a las 02:00 am. del 16/5/2021 nos vaciamos encima la ansiada botella de champagne y pusimos rumbo a la cama, habíamos cumplido un sueño.

Hemos participado en este reto personal que hemos bautizado “ViaExtrema348 Juan Manuel González Caballero e Ismael Masero Pérez como deportistas y Jose Antonio Márquez Figueredo y Teresa González Silva como vehículo y soporte de apoyo.